
En su fase primitiva, el hombre no transformó significativamente su entorno, sino que se limitó a tomar lo que le ofrecía. Así, las primeras “casas” fueron creaciones de la naturaleza: bosques y cuevas. Pero este entorno brindaba una protección muy precaria, por lo que este antepasado lejano se vio obligado a construirse estructuras que le brindarían la mínima seguridad para su supervivencia.
El punto de partida puede haber sido meramente práctico. Las personas necesitan la protección de un hogar, así como su belleza y comodidad, por lo que a lo largo de los siglos, el edificio se convirtió no solo en una tarea crucial sino también en un medio de expresión artística, que, utilizando técnicas cada vez más innovadoras y eficientes, surgió en prácticamente todas las culturas del planeta.
Con la llegada de la modernidad y su imparable avance tecnológico, fue posible satisfacer las dos facetas de cualquier proyecto de construcción: funcionalidad y estética.
Estos trabajos se han materializado a través de empresas cuya finalidad es atender demandas que van desde el más alto estándar hasta las ofertas más sencillas y económicas, dependiendo de cuánto esté dispuesto a invertir el cliente.
En este punto, el rico mundo de la edificación fascina tanto a los encargados de la obra como a quienes la encargan porque la alegría radica en ver reflejada esa expresión de satisfacción en el rostro de cada cliente ante un proyecto magistralmente ejecutado. En la industria de la construcción, cada obra se convierte en una línea de producción única, que comienza con la inversión en el terreno y el proyecto asociado y finaliza el día en que se vende la última unidad funcional.
Por supuesto, la competencia en la industria se está volviendo cada vez más emocionante gracias a la diversidad de materiales a utilizar y la cantidad de oponentes que se enfrentan en la arena, que colocan muy alto el ranking mundial en el campo de la construcción.
Conclusión Es por esto que la imagen confiable, la gestión del cliente para crear relaciones a largo plazo basadas en la confianza por el trabajo bien hecho, reflejando una mejor imagen de la empresa, y la gestión de costos juegan un papel clave; estos son factores de los que depende en gran medida el éxito final.
Pero el viento no siempre ha soplado en las ventas de la industria de la construcción. A lo largo de la historia, las empresas de construcción se han enfrentado a la avalancha de crisis desafiantes que han frenado su desempeño en muchas ocasiones. Y aunque el futuro de las empresas de construcción parece prometedor, como muestran las estadísticas de crecimiento de la población, el terreno por recorrer es incierto. Aunque la demanda está aumentando, la industria enfrenta desafíos importantes como la productividad, la rentabilidad, el desempeño, la mano de obra y la sostenibilidad.
Solo las empresas que enfrentan estos desafíos estarán preparadas para un crecimiento significativo, lo que se traduce en un mayor éxito. En definitiva, las empresas constructoras han revolucionado la industria, alcanzando niveles insospechados de especialización basados en claves imprescindibles para mantener su posición en un mercado que repite ciclos de altibajos. Porque si algo está claro es que el ser humano nunca podrá prescindir de esta actividad.